Las metáforas nos ayudan a comprender aquellos conceptos que no podemos “tocar”. Son un modo de simplificar significados abstractos por medio de «lo palpable». Por este motivo, los cuentos metafóricos son un fantástico instrumento para hablar con nuestros hijos sobre el mundo de las emociones y, con ello, cultivar herramientas útiles con el fin de aumentar su Inteligencia Emocional.
Además, los cuentos metafóricos pueden ser un gran instrumento para trabajar con el adulto una dificultad y ofrecer una perspectiva distinta dado que, a modo de historia, ejemplifican situaciones con las que la mayoría podemos sentirnos identificados.
¿QUÉ SON LOS CUENTOS METAFÓRICOS?
Cuando se trata de hablar con los niños, el uso de metáforas se convierte en un instrumento fundamental. Reducir los significados a elementos sencillos les ayuda, desde pequeños, a entender la realidad con un lenguaje adaptado, hecho que les conecta con el mundo y las necesidades individuales y ajenas.
Concretamente, los cuentos metafóricos son historias que tienen como objetivo simplificar conceptos abstractos difíciles de comprender o recordar. Por medio de la simbología explican aspectos tan complejos como qué es la autoestima, por qué sentimos miedo, cómo se construye nuestro autoconcepto, qué sucede en nuestro interior cuando nos enfadamos, etc.
Un gran ejemplo que ha dado la vuelta al mundo es la película «Del Revés». A través de la gran pantalla, este bonito largometraje ha logrado plasmar y aproximar a todos los públicos las bases del funcionamiento de nuestro sistema de pensamientos y emociones.
Actualmente en España son muchos los ilustradores que, por medio de bonitas y emotivas imágenes, relatan a los más pequeños cómo pueden exteriorizar sus sentimientos, qué pueden hacer para identificarlos, cómo los mayores les ayudarán en este camino, etc. Los padres, en su labor educativa, tienen la posibilidad de contar con este preciado material a la hora de explicar a sus hijos la importancia de conocer, entender y expresar sus emociones. Hacerlo les convertirá en personas con un mayor autocontrol y, con ello, con una mayor capacidad para resolver sus conflictos internos e interpersonales.
LA METÁFORA DE UN CUENTO, UN INSTRUMENTO TAMBIÉN PARA LOS ADULTOS
Los cuentos ilustrados y metafóricos son un gran recurso terapéutico también para los adultos. Existen distintos modos de trabajar con ellos. El terapeuta, dentro de sesión, invita al paciente a mirar y leer en voz alta el libro, respetando los silencios y promoviendo así la capacidad de introspección e insight. Cuanto la persona se siente identificada con alguna imagen o frase, se abre un canal de expresión que conecta con información más profunda e inconsciente.
El terapeuta acompaña al paciente en todo momento. Le permite sentir la emoción y comprender su significado. A algunas personas les cuesta poner palabras a su estado. Llegan a terapia con un discurso pobre en contenido, ofuscado por el malestar. El recurso del cuento metafórico (sobre todo si es ilustrado) facilita el desbloqueo y promueve la autoexpresión emocional.
10 CUENTOS METAFÓRICOS RECOMENDADOS
Si educamos a niños emocionales, estaremos educando a niños inteligentes. Los cuentos que presentamos a continuación facilitan esta tarea. Algunos de ellos, especialmente, pueden resultar interesantes para trabajar con adultos:
- Vacío, de Anna Llenas
- El abrigo de Pupa, de Elena Ferrándiz (interesante para trabajar con adultos)
- El Monstruo de colores, de Anna Llenas
- Malena en el Espejo, de Elena Ferrándiz (interesante para trabajar con adultos)
- Hilos de Colores, de Elena Ferrándiz
- ¡Cómo está el clima!, de Conangla y Marín
- El árbol rojo, de Shuan Tan (interesante para trabajar con adultos)
- Exploradores emocionales, una recopilación de cuentos y actividades
- El león que se vio en el agua, de Idries Shah
- La esposa del granjero, de Idries Shah
Así pues, los cuentos metafóricos son una excelente herramienta para la gestión emocional dado que facilitan información que ayudará al niño a resolver sus conflictos e impulsará el uso de futuros recursos imprescindibles en la vida adulta. La Inteligencia Emocional aumenta la comprensión y, con ello, la tolerancia a la frustración. Entender qué es lo que ocurre “ahí dentro” cuando algo no sale bien, cuando aparece el enfado, cuando acecha la tristeza, cuando invade el miedo, etc., es el inicio de toda gestión.