Motivación para salir de la zona de confort

No todas las zonas de confort en las que estamos inmersos son cómodas. Salir o no de una zona de confort dependerá del nivel de malestar y disfuncionalidad que suframos por permanecer en ella, así como el grado de no satisfacción o realización que perdamos por el hecho de quedarnos.

LA MOTIVACIÓN

Según Daniel Goleman, la automotivación es uno de los cinco pilares que definen la Inteligencia Emocional. Para aumentar la automotivación es necesario trabajar el autoconocimiento (detectar las propias necesidades así como la coexistencia de emociones como el miedo), la autoexpresión (poner palabras a dicha necesidad), el autocontrol (conocer cómo la emoción interfiere en la preservación de mis necesidades y la persecución de metas) y la capacidad objetiva y realista (definir objetivos concretos y no ideales) entre otros.

La automotivación emocional es el resultado de una mente maleable, una mente plástica con capacidad de flexibilizar su sistema de pensamientos y emociones. Es decir, una mente que se plantea opciones fuera de algunas zonas de confort con el objetivo de experimentar nuevos escenarios, resolver conflictos internos y externos, y mejorar la relación con las personas que juegan un papel en dicho contexto.

El aprendizaje se encuentra fuera de lo conocido y cerca de la incertidumbre. La novedad puede entenderse como un terreno peligroso o como una gran ocasión para ampliar nuestra visión del mundo. La automotivación es la capacidad que nos empuja hacia una zona repleta de oportunidades y que toma los miedos como una protección en lugar de una limitación.

MOTIVACIÓN Y ZONA DE CONFORT

La zona de confort es un espacio mental metafórico conformado por todos aquellos pensamientos relacionados con “ya estoy bien como estoy”. La zona de confort es la realidad donde estamos acostumbrados a vivir y conocemos todo aquello que nos rodea.

Esta zona la comprenden variedad de factores. Entre ellos destacan las actividades diarias, los hábitos, las rutinas, los conocimientos, las habilidades, los comportamientos, etc.  Las cosas se ven fáciles desde la zona de confort. Nada “preocupa” porque nada es nuevo. Sabemos qué, cómo y cuándo.

El problema aparece cuando, el tiempo que permanecemos cerrados en la zona de confort es proporcional al miedo a descubrir, intentar y actuar. Es entonces cuando nos percatamos que, quizás, hemos perdido oportunidades que podrían mejorar nuestra calidad de vida, realizarnos a nivel profesional y personal, aumentar nuestra autoestima, etc.

MIEDO Y ZONA DE CONFORT

El miedo a “lo nuevo” a menudo se exterioriza con pensamientos tipo:

  • “¿Y si no sale bien?”
  • “¿Y si fracaso?”
  • “¿Qué pensarán los demás sobre esta decisión?”
  • “Si me arrepiento, ¿podré volver al punto de inicio?”

Este tipo de preguntas definen muy bien lo que denominamos “la zona de pánico”, aquella zona que ejerce una fuerza contraria a la motivación.

MOTIVACIÓN Y OBJETIVIDAD

La creación de nuevas oportunidades (cuando la zona de confort no sea productiva) o vías de solución (cuando la zona de confort sea altamente incómoda) por medio de la observación desde un rol espectador, es un ejercicio natural en el ser humano.

Este rol espectador significa tomar distancia y mejorar la visión objetiva a través de detectar y contemplar nuevos elementos (hasta el momento obviados dentro de la zona de confort) que formen parte del  malestar o conflicto.

La visión de espectador otorga al individuo un mayor conocimiento y comprensión gracias a dejar de lado aquellos pensamientos centrados en la personalización del problema y fijar la atención en aquellos otros que dan un tono especialmente descriptivo e informador.

Desde la Psicoterapia trabajamos el entrenamiento del rol espectador con ejercicios que ayudan al paciente a analizar su situación y la situación de los demás por medio de técnicas como las constelaciones familiares o las representaciones de conflictos con figuras.

TRABAJO DE LA AUTOMOTIVACIÓN Y OBJETIVOS

En definitiva, el trabajo de la automotivación tendrá como objetivo:

  • Detectar las necesidades del individuo según su percepción del momento actual.
  • Definir los miedos que dificultan la salida de ciertas zonas de confort.
  • Poner sobre la mesa recursos y habilidades del individuo.
  • Generar pensamientos empoderadores.
  • Dibujar metas.
  • Describir un posible inicio de camino.

…Todo ello teniendo presente la importancia de disfrutar de un pensamiento flexible que se adapte a cada situación y contexto

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *